Para quienes han tenido la experiencia de dormir en una habitación de hotel de lujo, la simple idea de poder replicar la elegancia, la comodidad y el relax que se disfruta en ella dentro de la propia habitación de nuestro hogar es un sueño que se anhela lograr.
Cuidar el detalle para que sea posible gozar de las bondades que se disfrutan en una habitación de hotel todo el año, y desde la comodidad de nuestro hogar, es posible siguiendo algunos conceptos que se presentan a continuación.
Elegir colores sobrios
La elección de los tonos para utilizar en las paredes es una de las herramientas clave para lograr ese ambiente relajado y sereno que nos transmiten las habitaciones de hotel. Inclinarse entonces hacia colores neutros y claros, como el blanco o gris suave, es la respuesta para acertar en esa búsqueda y acercarnos a que nuestro espacio íntimo se sienta como una suite de hotel.
Y el uso de estos colores también va a ayudar a que el ambiente se perciba con dimensiones mayores a las reales al multiplicar el espacio, gracias a que los colores claros garantizan una mayor luminosidad en el sector.
Es así que los colores neutros son un recurso muy utilizado en los hoteles también para los textiles, como almohadones, ropa de cama, cortinas e incluso para las alfombras. Además, son colores atemporales que, al no pasar nunca de moda, pueden aprovecharse al máximo por años.
Mantener el orden
Una de las primeras sensaciones al entrar a un cuarto de hotel es que todo tiene un lugar definido, por lo que siempre luce impecable y ordenado.
Y no se trata de tener todo guardado o escondido en algún mueble de almacenamiento, ya que eso lograría que inmediatamente el lugar se sienta frío e insípido, y se perdería el carácter del dueño de casa. Lo que es importante es que lo que se encuentra a la vista se vea prolijamente organizado, generando una rutina de orden esencial para mantener un ambiente sin tanto ruido visual.
Que la cama esté perfectamente hecha, con los almohadones y pie de cama correctamente ubicados, y que las cortinas se encuentren corridas con gracia para que los pliegues y el arrastre se vean correctos, son algunas de las claves para que reine la paz y el orden en la habitación.
La cama como gran protagonista
No hay dudas sobre ello, la cama es el elemento estrella de toda habitación, y como tal es fundamental estar seguros al elegir una para que nos permita tener un sueño tranquilo y reparador. El consejo es probar diferentes colchones hasta dar con aquel que nos brinda la comodidad para aflojar el cuerpo y distender la mente.
Una vez elegido el colchón ideal es hora de ocuparse de seleccionar la ropa de cama que recrea a las que utilizan en hotelería. Para que sean un fiel reflejo de ello deben ser de calidad, tanto las sábanas, como el edredón, el pie de cama y los almohadones.
Para los almohadones se recomienda jugar con texturas y materiales, dentro de las tonalidades que antes mencionamos, para darle riqueza al conjunto y una interesante composición a la cama. Es preciso ubicar entre 4 a 6 piezas, mezclando diferentes tamaños y formatos hasta dar con el confort que se requiere.
No descuidar la iluminación
Se deben tener en cuenta las diferentes situaciones que se pueden producir en una habitación para asegurarnos que se cuenta con la iluminación suficiente para apoyar esas acciones. Crear un área de lectura o una zona de trabajo, así como contar con veladores o apliques a los costados de la cama, son un complemento de la iluminación de techo que no debe faltar.
Es un ítem al que se debe prestar atención, ya que la iluminación puede arruinar el diseño o, por el contrario, destacar aún más sus virtudes.
Más allá de las luces artificiales que se tuvieran que agregar para generar ese ambiente reservado propio de una habitación de hotel, es esencial buscar siempre el mayor ingreso posible de la luz natural, y si a esto se le puede sumar una buena vista hacia el exterior, será una combinación insuperable.
Incorporar algún elemento llamativo
Es muy frecuente que en la habitación de un hotel encontremos alguna pieza que resulte llamativa, ya sea por su estilo, como podría ser una obra de arte de grandes dimensiones, o por su uso impensado dentro de una habitación, como es el caso de un minibar.
En el caso de la pieza artística es una excelente oportunidad para dejar un mensaje claro sobre los intereses y las preferencias de estilo de quien vive allí. Una fotografía en blanco y negro, un dibujo u obra enmarcada, e incluso una escultura colgando de la pared, son todas opciones que se pueden elegir para generar un ambiente sofisticado y único.
Y si se contara con espacio suficiente, el minibar podría estar dentro de un área de mayor volumen que permita armar una zona de bar para tener donde tomar una copa y relajarse solo o en pareja.
