
La fórmula de jeans con botas y tee-shirt con campera negra de cuero que inmortalizaron Marlon Brando y James Dean hacia mediados de la década del cincuenta, se transformó con los años en el uniforme de la juventud rebelde.
Ese código indumentario, sumado al suéter de lana negra y cuello alto, se extendió a los intelectuales franceses existencialistas, encabezados por Juliette Gréco y Boris Vian, y a los beatniks norteamericanos inspirados por Jack Kerouac.
El color negro, luego de que Balenciaga lo impusiera en la alta costura, triunfaba otra vez en la bohemia artística, entre escritores, pintores y músicos. Desde luego, no tenía el mismo concepto que la petite robe noire de Chanel. Ese vestido simple que durante años simbolizó, por el contrario, la respetabilidad, la discreción y la elegancia.
Barbie
Durante la década del cincuenta, típico del final de los cincuenta. momento no decidían en el mundo de la ropa, aparecieron como una clientela potencial y poderosa. Y, paralelamente, surgieron los subproductos que evocaban el fenómeno masivo.
La muñeca Barbie, por ejemplo. Ella fue un testigo mudo y protagonista, a su vez, de todos los cambios que sucedieron en la moda desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy. Barbie nació el 19 de marzo de 1959, engendrada por los norteamericanos Ruth y Elliot con un traje de baño rayado,
Una muñeca de veintinueve dorado, ojos azules y formas perfectas, que descubrían un Detalles anatómicos que ninguna muñeca había registrado. Hasta entonces, los juguetes de las niñas habían sido bebés. Barbie fue la “adolescente perpetua” y siempre a la moda. Los grandes costureros la visten, todavía hoy, con los estilos del momento.
Roger Vivier fue básicamente un escultor preocupado por la forma y la textura. Sus zapatos, los que diseñó en su taller parisino durante seis décadas desde 1937, se destacaban por los talones innovadores, que tanto podían imitar una copa, una pirámide o un caracol, o tener tantas formas cóncavas como convexas. Sus creaciones conjugaban el encanto de los estilos del siglo XVIII con los principios aerodinámicos (y materiales) de la ingeniería moderna.
