Sumar alfombras en los distintos ambientes de nuestro hogar puede resultar una tarea ardua ya que son varios los puntos a tener en cuenta en el proceso de selección, pero los beneficios que nos brindan hará que seamos recompensados por nuestro esfuerzo apenas colocarla en el lugar.
Una de las ventajas más conocidas por todos es que nos proporcionan calidez y confort, logrando que nuestros espacios luzcan inmediatamente más acogedores. También son grandes aliadas para delimitar y ordenar el espacio ya que unifica a un conjunto de muebles en un ambiente. Funcionan como amortiguadores de los ruidos, mejorando la acústica del lugar, y como aislante térmico también. Otro de los múltiples beneficios que nos ofrecen es que protegen el piso si es que éste es algo delicado y queremos cuidarlo, y nos brindan seguridad, ya que debido a su textura previenen posibles resbalones y posterior caída. Y si bien se cree que genera el efecto contrario por contener ácaros, las alfombras son ideales para personas con alergias ya que retienen el polvo evitando que esté en el aire.
Cuando nos disponemos a comprar una alfombra, antes de decidir el material, tinte y dibujo debemos contar con las medidas correctas para no equivocarnos en su relación con el espacio logrando que el ambiente se vea desequilibrado. Ante la duda, siempre es más conveniente comprar una alfombra apenas más grande que una de menor tamaño. Una alfombra que resulte demasiado pequeña se perderá en el espacio, mientras que una alfombra demasiado grande hará que la habitación parezca más pequeña.

Medidas de las alfombras según el ambiente:

Para eso tengamos en mente algunas reglas generales que nos ayudarán en el proceso de selección, según el ambiente donde se ubicarán.
Living: para conocer la medida que precisaremos es necesario ubicar los muebles en el sitio donde quedarán y asegurarnos de que tanto el sofá como los sillones individuales estén sobre la alfombra al menos con sus patas delanteras. Si se tratara de un ambiente más amplio se puede elegir una alfombra de mayor tamaño que cubra el espacio de los muebles en su totalidad.
Comedor: en este ambiente es importante no seguir la misma regla que con el living, ya que si las sillas solo tienen sus patas delanteras sobre la alfombra resultará poco práctico cuando se deban retirar al sentarnos y levantarnos. Por lo tanto, se debe considerar que la alfombra sea al menos 70 cms. más ancha que la mesa de comedor.
Pasillo: Lo ideal es que una alfombra de pasillo se ubique a unos 10 o 15 cms. alejada de la pared, es decir, que sus medidas deben ser como mínimo unos 20 cms. menos que el pasillo. Y en relación al largo entre unos 45 a 60 cms. más corta que la zona de tránsito. Es importante no olvidar que las puertas a los distintos ambientes se puedan abrir sin inconvenientes.
Habitación: cuando llega el invierno, la calidez de una alfombra en la habitación es algo que se disfruta y agradece al bajar los pies de la cama y no tocar un suelo frío. La disposición dentro de este ambiente se realiza en torno a la cama, la gran estrella de una habitación. Existen 3 maneras de colocación, ya sea una alfombra grande debajo de la cama rodeando la misma en su totalidad e incluyendo las mesas de luz, o parcialmente, es decir, por debajo del último tercio de la cama. La tercera y última opción es la combinación de alfombras pequeñas, dos en los laterales o bajada de cama o con una tercera como pie de cama.

Texturas de las alfombras:

Con la medida ya determinada es momento de elegir el tipo de alfombra a comprar, según su textura. Existen alfombras fabricadas en materiales de tejidos naturales y otras realizadas de tejido sintético. Algunas de las más habituales son:
Alfombras de lana: es uno de los tejidos naturales que aportan elegancia y calidez al instante. Es suave al tacto por lo que resultan una tentación para caminar sobre ellas con nuestros pies descalzos. Son grandes amortiguadores del ruido ya que son densas, y dependiendo del trenzado pueden ser de pelo corto o largo. Es más delicada que otro tipo de alfombras y se le deben realizar algunos mantenimientos con el tiempo para evitar que se deterioren. Su gran desventaja es el precio elevado de las mismas.
Alfombras de algodón: el algodón es una fibra natural que seduce por su fácil mantenimiento ya que se puede lavar en el lavarropas, aunque es posible que se achique un poco. No es tan resistente como la lana, pero es también suave e hipoalergénica. Son livianas y prácticamente se pueden realizar de cualquier color ya que existen infinidad de tintes y admiten muchos tipos de trenzado.
Alfombras de fibras vegetales: las fibras, como el yute o sisal, se encuentran muy de moda desde hace ya tiempo. Son alfombras más bien rústicas que con sus tonos crudo y natural aportan calidez a los ambientes. Por lo general son más ásperas al tacto, pero resultan ideales como alfombras de verano al no tener pelo. Son de fácil mantenimiento, aunque son muy absorbentes y no se llevan bien con el agua por lo que ante un accidente se debe actuar rápido.
Alfombra vinílica o sintética: en los últimos años se han vuelto la elección de preferencia en la decoración de nuestros hogares, sobre todo en cocinas, baños e incluso exterior, ya que están realizadas con material sintético. Son de fácil mantenimiento por tratarse de un tejido plástico, y antideslizantes por ser un producto gomoso. Se limpian simplemente con agua ya que al ser impermeables la misma no penetra en su interior. Existen alfombras de tejidos sintéticos que logran igualar a la perfección las alfombras de tejidos naturales.

Una alfombra es un poderoso elemento decorativo que resalta todo aquello que le coloquemos por encima definiendo nuestro estilo.