Siendo el living un ambiente en el que se desarrollan distintas tareas, tanto sociales como individuales, se puede llegar a prestar como el sitio donde se dejan varios de los elementos que, en realidad, pertenecen a otros sectores. Y, como consecuencia, el orden en este espacio se vuelve más complicado de mantener.
Es por esto que en los siguientes párrafos vamos a enumerar algunos consejos para mantener el living con lo necesario en esa área, así como también aquellos elementos que debemos mantener al margen.
Antes de comenzar, es fundamental realizar una limpieza como primera medida, es decir, deshacernos de todo lo que no nos interesa ni moviliza, por la razón que sea, para poder liberar el espacio de cosas innecesarias.
Decoración desmedida
Cuando contamos con mucha superficie de apoyo, entre mesas y estanterías, podemos caer en la tentación de llenar cada centímetro de ellas con objetos decorativos. Y, por lógica, la tarea de mantener el orden, y también la limpieza, será más complicada ya que van a ser propicios para acumular polvo.
Un modelo de mesa de centro o ratona que cuente con un estante debajo puede no ser lo más acertado porque es muy frecuente terminar decorando ese espacio plano también. Si somos de coleccionar revistas de decoración, porque son una fuente de inspiración, es uno de los sitios donde seguramente terminarán exhibidas, dificultando la limpieza en esa zona. La recomendación es deshacerse de las que ya no se precisen, o mejor aún, sacar foto de lo que nos haya interesado y reciclar. Así solo se mantendrán las más actuales y habrá menor cantidad de ellas.
En las bibliotecas o estanterías hay una regla que se puede seguir para no recargar con objetos que es la siguiente: el 60% del espacio se debe destinar para colocar piezas de gran tamaño o libros, un 10% para complementos decorativos y, por último, dejar el 30% restante con su superficie libre, así se verá un conjunto armónico y ordenado.
Juegos y juguetes
Una casa vivida implica que durante el día muy probablemente se encontrará desordenada, más aún si hay niños viviendo en la casa ya que necesitan contar con el espacio suficiente donde desplegar sus juguetes. Si su habitación fuera de medidas reducidas, entonces el living cumplirá también la función de sala de juegos durante las horas que esos pequeños le den rienda suelta a su imaginación, generando un desorden saludable.
Lo importante en cualquier caso es que, al llegar la noche, se genere la costumbre de ordenar todos los juegos y juguetes que se han utilizado un tiempo antes para no dejar a la vista la explosión de colores brillantes que normalmente tienen.
Para ello debemos respaldarnos en las distintas soluciones que se nos presentan para facilitar el guardado, como canastos o muebles que evitan que los juguetes se encuentren en nuestro campo de visión cuando no se encuentran en uso.
Elementos de oficina
Si tu casa funciona también como tu lugar de trabajo es aconsejable que cuando se termine con el horario laboral se guarde inmediatamente todo lo relacionado a él. Laptop, cuadernos y demás papeles y complementos de oficina deberán tener un espacio donde se los pueda ocultar para evitar tener un recordatorio de las tareas laborales cada vez que se los vea.
De contar entonces con un área destinada específicamente al trabajo, es una buena idea dejar libre la superficie del escritorio para que al llevar la mirada hacia ese sector éste luzca despejado. Tener cajones en el escritorio o utilizar un mueble bajo, como archivo, que se ubique al costado o debajo del escritorio, será un gran recurso para cumplir con este objetivo.
Si se tratara de un ambiente de concepto abierto, unido al comedor, y sea ésta la mesa que funciona como escritorio, es crucial sacar todo lo que está relacionado con el trabajo al final del día y así devolverle su función principal, es decir, como herramienta donde poder sentarse a comer.
Abrigos
Un abrigo que nos sacamos y dejamos colgado en una silla o un buzo sobre el respaldo de un sillón son ejemplos de elementos que dejamos que no deben formar parte de la estética de un living por quedar ahí olvidados, ya que poco aportan para que esa área sea una invitación a pasar el rato y relajarse.
Incluso los acolchados o ropa de cama, que también funcionan como abrigos, deben quedar en su lugar de origen: la habitación. Para poder acomodarnos en el sillón con un café o un libro, y sentirnos cobijados por un abrigo extra, es un buen plan comprar un par de mantas suaves que, ubicadas en el apoyabrazos del sillón, o incluso dentro de un lindo canasto de fibras naturales al costado del mismo, queden fijas en el living.
Las mantas, así como los almohadones en los sillones, suman calidez y confort en el espacio, aunque no se debe abusar de estos últimos, sino que es mejor ajustarse a la regla que establece que un sillón, como mucho, debe tener un almohadón más que el número de plazas que posee para sentarse.
