¿Cómo crear un jardín zen en tu casa?

Picky Cova

Conozcamos cuáles son las claves para diseñar correctamente un jardín zen en nuestro hogar y así tener a nuestro alcance un pequeño oasis para contemplar y disfrutar cada vez que lo necesitemos.

Definición de un jardín zen

Tal como su nombre lo indica, se refiere a un estilo de jardín que provoca calma y serenidad, al contemplar el conjunto de elementos decorativos que lo componen y sus distintas plantas. Es un tipo de jardín de estilo japonés que, con su sencillez, contribuye a crear un espacio que genera sensaciones placenteras y de mucha paz.

Es importante entender que se debe mantener simple, ya que los jardines de estilo zen evitan todo tipo de excesos. Por este motivo, el número de plantas que lo componen es más bien mesurado. La intención es, de alguna manera, recrear el paisaje japonés, es decir, valles, montañas rocosas, lagos y ríos, trayendo un poco de su carácter a nuestro jardín.

Los elementos decorativos más característicos de un jardín zen, además de las plantas, son las superficies de arena, las rocas colocadas estratégicamente de forma armónica, y la grava.

Buscar la armonía interior en nuestro hogar

Antes de comenzar a armar un jardín zen en tu casa es fundamental primero detenerse a pensar en qué tipo de espacio es el que se pretende conseguir.

Todo jardín que se jacte de ser japonés busca como finalidad crear espacios que brinden calma y relax, al estar pensados para la contemplación, y no tanto para caminar sobre ellos. Se basan en los espacios que concebían los monjes budistas para favorecer la meditación.

Es por esto que, si se tienen niños en la casa, que van a jugar por los distintos sectores del jardín porque necesitan descargar energías, tal vez no sea la mejor idea el implementar un jardín de este tipo en tu hogar.

El tamaño no importa

Las medidas con las que se cuente en el jardín no son, por ningún motivo, algo que se deba tener en cuenta para definir si se puede llevar a cabo o no un jardín zen en nuestro espacio. Todo lo contrario, para este tipo de refugio tal vez lo más conveniente sean los jardines más pequeños.

Si tuvieras entonces varios metros cuadrados en el exterior se podría recomendar delimitar el jardín zen en una zona, y destinar otros rincones para distintos usos como una pileta o una zona de estar con muebles de exterior.

Ubicación de los elementos

Luego de analizar el mejor sitio donde armar el jardín zen es momento de pensar en dónde colocar los distintos elementos que lo integran.

Se debe delimitar, por ejemplo, el mejor lugar donde colocar la arena. Y para asegurarnos de que no se vaya distribuyendo y desparramando por zonas no deseadas es un buen consejo contenerla con una barrera de madera o de piedras.

Una vez delimitado el perímetro, y antes de rellenar con arena, es conveniente cubrir el suelo con una malla antimaleza para evitar que los yuyos broten al exterior, rompiendo con la armonía que se pretende lograr en el lugar.

Movimientos ondulantes

Ya con la arena en su sitio, la superficie debe ser rastrillada para formar ondulaciones y curvas serpenteantes que recuerden a las olas del mar, transmitiendo la sensación de calma y bienestar como si nos encontráramos en una playa. Es esta mezcla de sentimientos que el jardín zen intenta evocar.

Lo interesante es que estos movimientos en la arena se pueden ir modificando con la ayuda del rastrillo, de manera tal que el paisaje vaya fluyendo con el tiempo.

Los elementos complementarios

La arena no es el único elemento que compone un jardín zen, además, por supuesto, de las plantas. Existen otros componentes que son fundamentales para que el diseño tenga sentido, como son las rocas, la grava y el musgo.

Las rocas son una herramienta muy útil para darle dinamismo al jardín, generando un atractivo contraste con los demás elementos. La composición de rocas no debe ser siempre simétrica, si no que se aconseja que se armen grupos de rocas impares para hacerlo aún más interesante.

Se pueden sumar también al diseño troncos y piezas realizadas en madera, y una pequeña fuente o estanque para añadir el elemento de agua que recuerde a los ríos y lagos del paisaje nipón. 

Mantenerlo simple

Una regla básica para armar un jardín zen es mantenerlo lo más sencillo posible, sin abarrotar el espacio ya que de esa manera perdería toda posibilidad de generar paz y tranquilidad a quien lo contemple.

Se deben incorporar los distintos elementos, como rocas, musgo, plantas y troncos, pero sin llegar a excederse para no recargar el lugar y respetar su esencia. 

Las plantas adecuadas

Si bien solo se deben colocar plantas en su justa medida, es importante conocer cuáles son aquellas que contribuyen a crear espacios con buenas energías, priorizando sus colores y que sean de fácil mantenimiento.

Para nombrar algunas de ellas podemos mencionar al bambú, la azalea, el cerezo, el helecho, la camelia, el musgo, la flor de loto y las hortensias.

Iluminación al detalle

La clave en la iluminación es que esta sea tenue e indirecta, para que el jardín zen tenga una luz ambiental con la que se produzca un juego de luces y sombras que le dará un aire muy particular por las noches.

Se pueden sumar luces led, velas, fanales y faroles que delimiten los caminos, siempre y cuando tengan una iluminación suave para generar esa atmosfera de serenidad que persigue todo jardín zen.