La producción de Greenpeace y Cimarrón, disponible en Flow, transforma la estética en una herramienta de conciencia ambiental. Con la voz de Natalia Oreiro, la serie explora la belleza visual del continente y demuestra que el diseño también puede ser una forma de activismo.

El poder del diseño como lenguaje ambiental
En “Animales en peligro”, cada plano funciona como una pieza de diseño en movimiento. Greenpeace y Cimarrón concibieron la estética como un componente ideológico: no para embellecer la naturaleza, sino para representarla con verdad. Las texturas de la selva misionera, la niebla del páramo colombiano o la profundidad del Pacífico chileno fueron filmadas con criterios de composición inspirados en el arte documental clásico, donde la forma se pone al servicio del mensaje. Flow, al exhibir esta obra, convierte la pantalla en un espacio de contemplación activa.

Una narrativa visual construida desde la emoción
La serie logra que la imagen hable antes que la palabra. La narración de Natalia Oreiro actúa como contrapunto sonoro que acompaña el recorrido visual. Greenpeace planteó una premisa central: mostrar sin intervenir. El lente observa, no invade. Cada encuadre está diseñado para transmitir la escala de la biodiversidad y la fragilidad de los ecosistemas. El diseño de color, trabajado con una paleta natural —ocres de humedal, azules profundos del océano, verdes húmedos de los Andes—, evoca equilibrio y respeto. No hay filtros artificiales ni dramatismos digitales: la estética es ética.

La dirección de arte como mediadora entre ciencia y belleza
La directora Eugenia Ratcliffe, junto con los equipos visuales de Cimarrón y Greenpeace, trabajó bajo un concepto de “belleza responsable”. Cada escena fue planificada para minimizar la alteración ambiental: cámaras fijas, luz natural y registros de sonido directo. El diseño de sonido, cuidadosamente integrado, combina cantos animales y texturas atmosféricas para crear una experiencia inmersiva. El resultado es una serie donde el diseño visual se vuelve un lenguaje didáctico: enseña a mirar, no solo a observar.

Greenpeace y la estética del respeto
En lugar de recurrir a imágenes de tragedia ambiental, Greenpeace eligió la vía del asombro. La organización entiende que la belleza puede movilizar tanto como la denuncia. “Animales en peligro” adopta esa lógica: la contemplación se convierte en acto político. Cada capítulo —desde el aguará guazú hasta el huemul— traduce una ética visual que evita la manipulación. La serie demuestra que el diseño puede sensibilizar sin exagerar, persuadir sin gritar y emocionar sin artificio.

Natalia Oreiro y la composición sonora del relato
La voz de Natalia Oreiro se integra al diseño general como textura, no como narración dominante. Su timbre cálido y su ritmo pausado equilibran la intensidad visual. Greenpeace y Cimarrón buscaron un tono que acompañara la experiencia sensorial del espectador, casi como una pieza musical. La música original, compuesta con instrumentos orgánicos y sonidos ambientales reales, refuerza esa sensación de armonía entre imagen y palabra. La actriz no actúa: interpreta la atmósfera.
Diseño de información y claridad visual
Cada episodio incorpora recursos gráficos mínimos, diseñados para reforzar los contenidos científicos sin romper la inmersión estética. Mapas animados, coordenadas geográficas y nombres de especies aparecen con tipografía limpia y discreta, siguiendo la identidad visual de Greenpeace. La coherencia entre forma y contenido refuerza la credibilidad: la estética no disfraza la ciencia, la traduce. El diseño de interfaz de Flow contribuye a esta experiencia al presentar la serie en formato interactivo, con acceso directo a materiales adicionales y enlaces a campañas ambientales.

Argentina, Chile y Colombia: un diseño continental
La paleta visual de la serie varía según los territorios filmados. En Argentina predomina la luz dorada del humedal y la textura del monte; en Chile, los contrastes de azules y grises oceánicos; en Colombia, la densidad verde del páramo. Greenpeace coordinó un equipo local de fotógrafos y diseñadores en cada país, logrando un equilibrio entre identidad regional y coherencia general. Esta diversidad visual refleja la interdependencia de los ecosistemas: distintas tonalidades, una misma fragilidad.
El diseño como acto político
“Animales en peligro” redefine el papel del diseño en la comunicación ambiental. Greenpeace demuestra que la estética no es un lujo, sino una herramienta de transformación cultural. El espectador comprende la urgencia ecológica no por la crudeza de las imágenes, sino por su belleza honesta. La serie crea un nuevo estándar de producción: cine de conservación con sensibilidad artística.

Un manifiesto visual latinoamericano
Cada plano de “Animales en peligro” es una declaración sobre cómo mirar la naturaleza. Greenpeace y Cimarrón construyen una estética que une ciencia, emoción y ética visual. Natalia Oreiro da voz a un continente que busca narrarse sin intermediarios, desde su color, su luz y su ritmo. La serie propone una mirada distinta sobre el documental ambiental: no solo mostrar lo que se pierde, sino diseñar una nueva forma de amar lo que aún queda.
