Elegantes años 30 y 40. Tiempos de guerra y posguerra

Tres mujeres caminan por una calle rural llevando grandes bolsos de cuero, junto a un automóvil antiguo.

El estilo andrógino de los años veinte fue virando hacia siluetas más femeninas. El dobladillo volvió a ubicarse en la mitad de la pantorrilla, lo que años después se llamaría minifalda. Las líneas de los hombros se suavizaron y el talle recuperó la cintura. 

La ropa se apoyó en el cuerpo para sugerir, calculando cada centímetro que logra estilizar la línea. El talle alto y la falda larga consiguieron el efecto de piernas largas y afinadas. Lo mismo que las dimensiones angostas de las mismas, y las blusas pegadas al cuerpo, con mangas que dibujan las curvas del brazo. 

El taller fue la pieza clave de la ropa diurna en todas las clases sociales. El pelo creció hasta enmarcar la cara con ondas marcel o permanentes suaves, que a veces asomaban debajo de los sombreros cloche, y ayudaban a resaltar el maquillaje, más moderado y natural que el de los años veinte. 

Por la noche surgían los escotes seductores, logrados a la perfección con géneros como el crepe georgette, con caída y peso calculados para lograr un efecto impecable.

Maggy Rouff, Molyneux,Jean Patou y Jeanne Lanvin firmaron las etiquetas de los preferidos.