La iluminación es un aspecto fundamental a la hora de encarar una obra, se debe tener en cuenta la luz natural con la que la casa contará según su orientación, y la iluminación artificial que requerirá para plasmarla en los planos. 

Es aconsejable tener bien en claro qué luz se precisará en cada ambiente y para ello es importante conocer a las personas que vivirán en la casa para entender sus necesidades y cumplir con sus requerimientos.

Iluminación natural: 

Si tenés la suerte de que tu casa estará ubicada con una orientación ideal para recibir los rayos del sol, vas a contar en su mayoría con ambientes luminosos naturalmente, es decir, aquellos donde se aprovecha la luz solar. Y no solo hará resaltar los ambientes, sino que tendrá múltiples beneficios para quienes habiten la casa, ya que está comprobado que mejora nuestro ánimo y refuerza nuestro sistema inmunológico. 

Para permitir el mayor ingreso de este tipo de iluminación es necesaria la colocación de grandes ventanales, claraboyas o lucarnas en los techos. 

Además, cuando se pretende continuar esta luz solar en ambientes más alejados, una buena alternativa es colocar cerramientos de vidrio repartido como división de los espacios, en lugar de paredes que frenarían el ingreso de la luz.

Iluminación artificial:

Para aquellos lugares donde no llega la luz del sol, o cuando es de noche y esto aplica entonces para todos los ambientes, se precisan artefactos de iluminación.

En ese universo de iluminación artificial existe la luz directa e indirecta, y la combinación de ellas es la que nos permite lograr el clima adecuado para cada ambiente. Entender una y otra entonces nos ayudará a decidir la correcta iluminación.

Luz directa:

Es aquella que ilumina zonas puntuales, es decir, que se utiliza para destacar puntos concretos donde se precisa mucha iluminación. Algunos de sus usos son por ejemplo en el comedor, donde se coloca una luz arriba de la mesa, a 60 o 70 cms. aproximadamente, evitando generar sombras para una buena visión.

También en la cocina, donde se necesitará este tipo de luz en las zonas de trabajo, como en las encimeras o a través de unas lámparas colgantes en la isla/península. Otro de sus usos podría ser en las habitaciones, utilizándose como iluminación de lectura, al costado de la cama, ya sea en lámparas de mesa o apliques de pared. Por último, si hubiera un cuadro que uno quisiera resaltar, una luz directa enfocando el mismo lograría el objetivo.

Luz indirecta:

A través de ella se consigue una luz general o ambiental al no concentrarse en ningún lugar específico. Un ejemplo de su uso es en pasillos y recibidores ya que se proyecta en techos y paredes difuminándose por todo el ambiente. También puede encontrarse en livings, cocinas y habitaciones, colocando por ejemplo una tira de luces led empotradas en un estante de la biblioteca o en un techo falso creando una luz dispersa.

Como dijimos anteriormente, lograr que los ambientes enfaticen el clima al que se desea llegar, es posible con la combinación y el trabajo de ambas luces, directa e indirecta.

Una vez resuelto el tipo de luz a colocar se debe decidir entre una gran variedad de modelos de lámparas. Encontramos en paredes y techos, luces empotradas, lámparas colgantes y apliques de diversos estilos que nos brindan infinitas opciones. Y hay también un sinfín de modelos en lámparas de pie y de mesa en igual medida, que se ajustan a los gustos y requisitos de cada uno.

La tonalidad de las luces no es un tema menor tampoco, su temperatura, si son cálidas o frías determinarán que un ambiente sea tenue y confortable. Y para controlar la intensidad de las mismas se pueden realizar a través de un dimmer, que gradúa o acentúa según la necesidad del momento.

De todas maneras, para mejorar la iluminación de los ambientes contamos no solo con la luz propiamente dicha, sino que tenemos también una gran herramienta a la hora de elegir los colores en las paredes y en los objetos que llenarán esos espacios. 

Elegir un tono neutro para la pintura de las paredes reflejará la luz y ayudará a dar una sensación de amplitud y mayor luminosidad al lugar. El caso de los textiles es igual, ya que seleccionar aquellos que sean de colores claros, ya sea para sillones, almohadones, caminos u alfombras lograrán el mismo impacto. Otro recurso también es colocar uno o varios espejos estratégicamente frente a una ventana como fuente de luz natural o frente a una luz artificial, y de esa manera la luz rebotará y el espacio se percibirá más iluminado. Incluso la elección de sumar al ambiente las fibras naturales ayudan a generar luminosidad gracias a su trama abierta y etérea.

Por las noches, una chimenea prendida con el fuego chispeante o velas encendidas en algún ambiente aportan esa iluminación íntima que resulta tan acogedora.

En conclusión, el correcto uso de la iluminación es tan importante a la hora del armado de un hogar como los muebles y objetos que pensamos y soñamos para ella, ya que son las luces las que nos ayudarán a crear un clima cálido y completarán el espacio.