El diseñar una casa busca resaltar, a través de la correcta elección de objetos, materiales, texturas y colores, la personalidad de quienes viven en ella. Y esas terminaciones en el armado de un hogar se realizan fusionando varios estilos para lograr que ese lugar se llene de la impronta y el carácter de quien la habita. Si bien llevan la marca personal de cada uno, estas decisiones se basan en tomar lo que más nos representa de los distintos estilos en el diseño y llevarlos a la realidad. Aquí detallaremos algunos de ellos:
Nórdico o Escandinavo: nace en los años 50 en países como Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega donde los inviernos son muy largos y las horas de luz son escasas, por lo que este estilo busca llevar luminosidad y calidez a los ambientes. Espacios simples donde los muebles se concentran en su función y practicidad. Como dijimos que su objetivo es reflejar la luz los colores elegidos son claros tanto para paredes como para el tono de la madera en muebles. Se complementa también con tejidos de fibras naturales y con el verde de las plantas de interior, colgadas de un estante o en macetas en el piso. Sus modelos de sillas hoy en día son muy cotizados y se fusionan muy bien con otros estilos, como los diseños de las sillas wishbone o las tolix.
Industrial: su clave es dejar expuesta la arquitectura dejando a la vista vigas estructurales y cañerías, paredes de ladrillo y pisos y techos de hormigón. Tiene sus inicios en Nueva York, en la década del 50, cuando jóvenes artistas se mudaron a fábricas abandonadas, con espacios de buen tamaño, donde podían combinar su vida cotidiana con el trabajo. Se relaciona con las viviendas tipo loft con espacios integrados. Se utilizan muebles de hierro gastados u oxidados, de cuero, y también de madera idealmente clara, para aportar la calidez al ambiente. No hay presencia de colores estridentes ya que los colores son sobrios y neutros por estar la atención puesta en la estructura y sus materiales.
Minimalista: “Menos es más” es su frase de cabecera, ya que destaca la simpleza de los espacios al elegir solamente lo necesario. La ausencia de ambientes sobrecargados con pocos muebles y con accesorios precisos son los que definen esta tendencia. Con muebles de diseño simple y líneas rectas, su origen nos traslada a la década de los años 60 en Estados Unidos.
Art Deco: es un estilo que comenzó en París y cuyo apogeo se dio entre 1925 y 1935. Sus principales características son el uso de formas geométricas que podemos encontrar en empapelados y en las curvas y detalle de su mobiliario. Los colores negros y dorados son un must y se contrastan con colores llamativos y fuertes, como el rojo, el verde y el azul. Materiales ostentosos como el carey, espejos y telas brillantes completan este estilo.
Romántico: le da un aspecto elegante y sofisticado al ambiente con sus muebles de formas suaves y redondeadas. Los muebles suelen ser tapizados con colores pasteles o neutrales, con telas que simbolizan el lujo como el terciopelo o la seda, que también pueden verse en cortinas y almohadones. Para un look romántico no deben faltar también las flores en estampas o naturales, y detalles en metal, como el cobre.
Farmhouse: este estilo surge inspirado en las casas de campo de los agricultores americanos. En él, la madera tiene gran protagonismo ya que puede verse en muebles, paredes revestidas y techos. Sus muebles, grandes y resistentes, de madera envejecida o con alguna pátina, combinan con objetos vintage. Los colores utilizados en el Farmhouse son los colores claros y las telas con estampas a cuadros o rayas.
Étnico: es conocido por incorporar tradiciones y objetos de culturas de otros países como podría ser la africana o la asiática, entre otras. Elementos trabajados de manera artesanal, de mimbre y cestería, objetos de madera, máscaras tribales, todos conviven en el espacio haciendo de él un ambiente exótico. Sus telas con estampa con formas geométricas, tribales y colores llamativos se pueden ver por ejemplo en alfombras, almohadones y ropa de cama. También en tapices colgados en la pared.
Náutico: el objetivo de este estilo es generar ambientes que nos recuerden a la tranquilidad de encontrarnos en una playa, admirando el mar. Ideal para las casas de playa, los objetos como barcos y faroles en miniatura, textiles con motivos marineros, cuadros con dibujos o fotos de playa o veleros, y caracoles exhibidos son los detalles que traerán al mar y la arena dentro de nuestra casa y nos ofrecerán un espacio relajante. Los colores que mayormente se utilizan son el blanco y el azul, aunque puede también aparecer el rojo. Se debe tener cuidado de no llenar la casa de estos elementos porque puede resultar excesivo.
Wabi Sabi: de origen oriental, wabi-sabi se basa en la veneración de lo imperfecto, en lo natural, rescata todo aquello donde el paso del tiempo ha dejado huella. Podemos encontrar belleza en paredes con grietas o telas y objetos con rugosidades o pliegues naturales. Es el respeto por los materiales sin tratar, ya sean maderas, piedras o cerámicas. Los ambientes son sencillos, con pocas piezas bien seleccionadas. Las paredes sin adornos en su mayoría, en tonos neutros y atemporales.
Estos son algunos ejemplos de estilos en decoración, existen otros ya que la lista es larga, pero la intención es presentar los que se pueden reconocer más fácilmente por sus distintas características. Como dijimos al principio, lo importante es tomar lo que más nos gusta y representa de cada estilo y combinarlos, marcando nuestro propio sello. De esa manera lograremos transmitir la calidez y la sensación de pertenencia que toda persona desea para su casa.
