La fuerza de la pintura – Parte I

Cuando uno necesita transformar uno o varios ambientes de la casa, la pintura es una de las soluciones más completas, y con un resultado de satisfacción garantizado. El cambio que provocan en un espacio es asombroso, con la ventaja, además, de que es amigable para nuestro bolsillo, ya que si no se desea contratar a un profesional para hacer el trabajo lo puede hacer uno mismo.

Es una reforma de rápida ejecución, pudiendo visualizar un profundo cambio en el ambiente apenas terminado el trabajo. Su poder de transformación es indiscutible y son infinitas las posibilidades de uso, ya que se puede jugar con ella de varias maneras, según el efecto que se desee lograr en el lugar. 

Algunas de estas opciones son las que vamos a exponer, para conocer en detalle cuáles son las distintas formas de combinarla, ya sea por color, acabado, e incluso crear un conjunto con otros tipos de materiales. De esta manera se logrará crear diferentes juegos y formas muy interesantes y atractivas para el interiorismo del espacio, ¡por lo que sólo resta animarse al cambio!

Efectos posibles

La pintura es una gran aliada ya que responde exitosamente a la gran mayoría de nuestras necesidades. Por un lado, tiene la capacidad de zonificar y demarcar, dividiendo un ambiente o superficie en distintas zonas; puede también destacar un mueble o pieza de diseño determinada; y puede crear una separación visual entre el techo y el suelo.

Pero, por supuesto, también el color que se elija de pintura será decisivo. No solo el color ayudará a crear la atmósfera que se desea, pudiendo generar un espacio cálido y agradable, también define el estilo decorativo dominante, y será, además, una influencia en la manera de percibir ese ambiente y cómo nos hace sentir al entrar a ese lugar. 

La preferencia de colores es muy personal, aunque puede también basarse en lo que se pretende o necesita generar ya que, si el espacio precisa de una mayor luminosidad, obviamente los colores elegidos deberán ser claros para ayudar a iluminar lo más posible cada centímetro del área.

La unión de la pintura con otros revestimientos

Esto es un rotundo sí, ya que la estética que se logra con la combinación de la pintura con un empapelado o con un revestimiento texturado o con tablones de madera, por mencionar algunos ejemplos, es muy especial. No se debe tener miedo a jugar con la fusión de distintos elementos, ya que optar por esta unión puede generar un resultado muy enriquecedor, ayudando a que el ambiente realmente destaque. 

Para la pintura se puede elegir una tonalidad que aparezca luego en el empapelado, aunque sea en pinceladas y acentos, para que guarde una coherencia que unifique a ambos o, por el contrario, ir a la vía opuesta y seleccionar un color que contraste, según la rueda cromática, para crear un impacto mayor que de seguro atraerá todas las miradas.

Apostar por una pared

Elegir una pared dentro del ambiente y hacerla resaltar mediante el uso de la pintura es uno de los recursos más populares en decoración. Combinar un color que tenga fuerza con otras tonalidades más neutras en el resto del diseño, o el mismo color, pero en una gama más apagada, es una buena solución para definir un espacio.

La pared a destacar deberá ser cuidadosamente definida, ya que podrá generar un efecto óptico no deseado, si es que nos equivocamos en la elección de superficie. A través de una pintura más intensa podremos lograr que un ambiente se perciba más alargado, generando una mayor profundidad, o más ancho, sintiéndose más amplio, según el área que se haya pintado.

Si se trata de un color con mucha impronta, que podría ser el que se encuentra en tendencia o el que simplemente nos define, será mejor que aparezca también sólo en pequeñas dosis en el resto del espacio, con complementos decorativos, o en algún mueble auxiliar pequeño. Por otro lado, de tratarse de una tonalidad menos marcada, se puede ser más atrevido e incorporarlo entonces en muebles de mayor tamaño. 

Modificar la percepción del techo

En el caso de que un techo sea alto y se desee bajar visualmente su altura, existen dos alternativas posibles que se pueden llevar a cabo. La primera de ellas es pintarlo de un color intenso para que éste se perciba más cercano al suelo, al mismo tiempo que le dará una mayor calidez al ambiente.

La segunda opción es la de pintar una franja en la parte superior de la superficie vertical, ya sea del mismo color que el techo, para lograr una continuidad, o de un color más claro. Si fuera este último el caso, siempre se debe destinar el color más oscuro para la parte superior, ya que si el tono más claro es el que se encuentra a la altura de los ojos no va a oscurecer tanto el espacio.

(continúa)