Zona de juego: regalar un espacio para desarrollar la imaginación de nuestros hijos – Parte II

Sumar mobiliario infantil
Además de los muebles de almacenamiento, como estanterías y baúles, es ideal armar un sector donde los más pequeños puedan sentarse y descansar de jugar en el piso. Por eso es un excelente recurso integrar en algún rincón del espacio una mesa con sillas realizadas a su medida.
Los muebles pequeños serán perfectos para ellos al permitirles tener un control de sus movimientos por tener la altura adecuada y así lograr una total autonomía. El poder sentarse y pararse sin esfuerzo hará que las actividades que se puedan realizar allí sean más atractivas para los niños. 
Armar rompecabezas, dibujar o pintar, jugar con masa, son algunas de las posibilidades que los niños tendrán al alcance de la mano con una mesa y sillas de tamaño XS. Es aconsejable que tengan cerca los materiales que pudieran necesitar como crayones, hojas, y demás elementos, como podría ser dentro de un carro con ruedas. De esta manera se les estará habilitando la libertad de explorar su creatividad cuando así lo sientan.

Promover el hábito de la lectura
En la medida de lo posible sería un gran acierto poder sectorizar una pequeña área para fomentar la lectura, y generar el clima necesario para que el niño se siente a leer, o a ver las ilustraciones que contiene cada libro infantil.
Siendo que puede resultar una tarea compartida, involucrando a un adulto para que se siente junto al pequeño y así disfrutar de la lectura, es recomendable contar con unos pufs que sirvan de cómodos asientos. Pero también se puede utilizar la mágica carpa tipi, ubicando dentro de ella algunas mantas y almohadones que brinden confort al acostarse en ellos, permitiendo que la imaginación fluya y contando también con el beneficio de la privacidad que brinda una tipi. 
Poder sumar una biblioteca de cuentos para que los niños puedan acceder a ellos con facilidad es otro de los elementos necesarios para que pueda ir desarrollando el interés por los libros desde temprana edad. Y al estar contenidos en un mueble le resultará mucho más sencilla también la tarea de ordenar, generando una costumbre muy importante para el futuro.

Desarrollar su expresión artística 
No solo la mesa pequeña puede servir para que los niños puedan plasmar su amor por el arte, sino que se puede ir mas allá y crearles una pared de pizarra para que puedan contar con un espacio amplio dónde manifestar sus intereses y pasiones.
Ya sea colgando una gran pizarra en la pared, o utilizando una pintura que logre ese efecto, será una gran oportunidad para que los niños se expresen. O para evitar la suciedad que pudiera provocar el polvo de las tizas, se puede fijar en reemplazo una pizarra blanca para usar con marcadores de varios colores. Otra opción destacada es el uso de un caballete de arte que, al ser plegable, permite que se lo desplace hacia donde se lo requiera.
El uso de la pared como pizarrón puede tener una doble función porque, sumado a la posibilidad de manifestar el arte del niño, puede resultar también un elemento sumamente decorativo en la sala de juegos. Que en el ambiente haya dibujos con sello propio, ya sea como una obra de arte en un cuadro o como un mural, no hace más que personalizar ese sector.

No perder de vista la seguridad y practicidad
En un ambiente que está pensado para que los niños pasen un largo tiempo jugando, diseñando y aprendiendo sin restricciones, es fundamental que todos los materiales que se elijan sean de fácil mantenimiento y altamente resistentes.
Que las paredes sean lavables es importante para que la tarea de limpieza no resulte en un verdadero dolor de cabeza, o que los muebles se encuentren laqueados con una pintura duradera, a prueba de cualquier inconveniente. También resultaría perfecto que los pufs tengan fundas que se puedan fácilmente lavar en el lavarropas, y aun mejor si estuvieran revestidos con una tela antimancha.
Este sector dentro de la casa debe ser particularmente seguro para los más pequeños, sin perder de vista la funcionalidad y comodidad, para que sea una invitación a quedarse descansando, realizando tareas o jugando con sus juguetes favoritos por largas horas.

Anticiparse al futuro
Cuando se piensa en el diseño del playroom o sala de juegos se debe considerar la edad de los menores que pasarán mucho tiempo de sus días allí, y entender que las decisiones que tomemos para acompañar en ese momento particular del camino pueden quedar desfasadas con el tiempo.
Hay quienes eligen ya teniendo en cuenta que los niños crecerán, por lo que se inclinan por muebles de líneas más simples y atemporales, y por el uso de colores menos estridentes para la decoración del ambiente.
En consecuencia, cuando surjan las nuevas necesidades e intereses del menor será más sencillo de acondicionar el área recreativa para que continúe siendo de su agrado. Ir adaptando el ambiente en la medida de nuestras posibilidades ayudará a que siga resultando práctico y, de esa manera, continuar con su uso.